La depresión es una enfermedad mal comprendida por aquellos que no la han sufrido. La vivencia de tener una depresión es diferente a cualquier otra sensación que se haya podido tener en la vida. Si no te ha pasado es muy difícil imaginar lo que se siente al tenerla.
Es como si viviéramos en un mundo en el que no existiera el color rojo y nos intentaran explicar cómo es ese color. No podrían. Sabríamos que hay un color diferente, pero la sensación rojo, la rojura del rojo nunca estaría a nuestro alcance. Y con la depresión pasa lo mismo.
El problema es que las personas que no la han vivido no se dan cuenta de esto y creen que tener una depresión es como estar triste, una sensación que sí conocen y a la que asimilan la depresión. Quizás se equivocan porque porque la gente deprimida suele llorar o estar poco activa, lo cual también ocurre en la tristeza. Pero no tiene nada que ver. La depresión no es estar triste, aunque a veces las personas deprimidas también están tristes.
Esta confusión entre tristeza y depresión hace que a veces no sepamos ayudar bien a las personas deprimidas, ya que las tratamos como si estuvieran tristes y eso no les ayuda.
La medicina siempre trata de usar términos técnicos para las enfermedades para evitar este tipo de confusiones. A la enfermedad de la depresión antiguamente se le llamaba melancolía. Por desgracia la gente en el siglo XIX se aficionó a usar la palabra melancolía para otros problemas, como la tristeza o el desamor y hubo que cambiarla. Fue el Dr. Griesinger el primer psiquiatra que usó la palabra depresión en el sentido de enfermedad. Hoy el término depresión es el predominante.
Los nombres de las enfermedades van cambiando con el tiempo, especialmente cuando se vuelven nombres comunes. La sociedad se familiariza con su nombre, especialmente con aquellas que tienen un estigma social importante, como las enfermedades mentales, generalizando su uso y simplifica su significado. Esto no es bueno para los pacientes porque hace que se malinterprete lo que les pasa. Es lo que ha ocurrido con la palabra “depresión”, al igual que sucedió en su día con la palabra melancolía.
En el siglo XIX no existía ese problema, depresión era una palabra nueva, recién estrenada. Con el tiempo se ha ido usando, gastando, pasando a significar otra cosa en el lenguaje de la calle. La gente dice que está “deprimida” cuando está triste, si les ha ocurrido alguna desgracia o no les gusta su vida. Estar triste esta mal, pero estar deprimido tiene un halo de intensidad y gravedad mayor. Como si estar deprimido fuera estar muy triste.
Es curioso, porque en la depresión de verdad, es decir, en la depresión-enfermedad, la gente muchas veces no está triste, con frecuencia pueden ser incluso incapaces de sentir o de llorar. Es un estado distinto: de vacío, lentitud, falta de concentración. Se puede estar triste al mismo tiempo que se está deprimido, pero el enfermo que tiene una depresión diferencia perfectamente entre tristeza y depresión. No tiene nada que ver. La tristeza es un sentimiento natural, la depresión no. Una depresión ocurre porque el cerebro está funcionando mal y la sensación que produce es extraña y distinta a todo.
Esto lleva a un montón de malentendidos entre las personas que sufren depresión-enfermedad y la gente que les rodea, que creen que sólo están tristes. Y claro, no entienden nada. Así que a este paso vamos a tener que buscar otra palabra nueva para esta enfermedad o intentar explicar mejor lo que sucede.